Nuestra privacidad es un aspecto complejo que cuesta delimitar las barreras
hacia el mundo, lo que es público y lo que es privado, del ámbito personal. En
la lectura podemos observar como hace referencia a una perdida de la privacidad
e invasión de los aspectos personales de un señor cualquiera y todo su día a
día. Esto mismo, podemos observarlo en otros momentos de nuestra vida diaria,
como es el caso de la invasión a la privacidad de ciertas celebridades en sus
momentos más personales, ya sean íntimos, con familiares o con amistades.
La vida se puede dividir entre lo público y lo privado, pero difícilmente sabemos
poner el límite a cada una de ellas, ya que, por ejemplo, en nuestro día a día
colgamos constantemente lo que hacemos, lo que queremos hacer, lo que hemos
hecho, o hacia donde nos dirigimos en las redes sociales, cuya información es
abierta al público.
En muchas ocasiones nosotros mismos no nos damos cuenta de la información
que facilitamos abiertamente al público en las redes sociales de todo nuestro
día a día, de nuestro entorno, de nuestras direcciones de trabajo, casa, o
incluso también nuestras tarjetas de crédito haciendo las compras online.
Ninguno de nosotros sabe exactamente a donde va a parar esa información, o
quien es el intermediario entre lo que nosotros publicamos, hasta que eso mismo
se publica, o donde se almacena toda esa información de nosotros. El mundo
digital tiene muchos aspectos que nos ayudan en nuestro día a día, que nos
hacen el trabajo más dinámico y más eficiente, que nos mantienen conectados con
el mundo a tiempo real, pero hay que saber bien qué información facilitamos, y
donde estamos depositando dicha información.
En la lectura también hace referencia a que se trata de la divulgación de
la vida de una persona normal y corriente, que hasta ese mismo día desempeñaba
su trabajo como cualquier otro día, hasta que se viralizó su vida personal, y
todo el mundo se toma la libertad de poder opinar sobre lo que debería o no debería
de hacer, simplemente, al ser en esos momento un personaje “público” la
sociedad se toma la libertad de opinar sobre su vida.
Nuestra privacidad debe de ser uno de los aspectos más preciados de nuestra
vida, ya que todo el mundo tiene derecho a decir, opinar, hacer y deshacer lo
que le quiera en cualquier momento, en su privacidad, es un derecho que se debe
cumplir.
En la lectura podíamos observar, como no podía salir a la calle que estaba
rodeado de periodistas, desde el momento en el que se levantaba hasta que se
acostaba, siguiendo todos los pasos que él hacía. No tenía ni un solo momento
privado para poder hacer lo que el quisiera sin tener la presión de que el
mundo lo sepa al instante y opine de ello.
Todos nosotros debemos de cooperar y ayudar que estas ocasiones, que
parecen algo exageradas en la lectura, no se hagan la realidad de muchas de las
personas, que no se conviertan en el día a día de gente que viva su vida a
través de los medios. Cada uno es libre de tener su rincón privado, y con la
libertad de que nadie va a poder opinar sobre ello, ni viralizar algún
comportamiento que haya tenido.
Desde mi punto de vista, y por eso mismo he argumentado esta reflexión
crítica hacia un aspecto que se ha visto a lo largo de la crítica, la privacidad
esta estrechamente relacionada con las redes sociales, el internet, y los
medios, y todos nosotros hemos de tener en cuenta de que es una de las mayores
ventajas del mundo de hoy en día, pero, también puede ser un arma de doble filo.
Hay que ser conscientes de lo que publicamos, de lo que queremos que se sepa y
de lo que no, y por supuesto, cooperar para que situaciones de acoso y de
invasión de la privacidad como le ha pasado al protagonista de la lectura “Yasutaka Tsutsui:
Los hombres salmonela en el planeta porno”, se hagan posibles.
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